Sacco y Vanzetti
Proceso por asesinato celebrado en Massachusetts
Como millones de italianos, Sacco y Vanzetti habían emigrado a Estados Unidos movidos por el sueño de la América próspera (1908).
Se conocieron en los alrededores de Boston. Sacco era zapatero y Vanzetti vendía pescado. Ambos formaban parte de un grupo de anarquistas que participaban en las luchas sindicales contra las condiciones de semiesclavitud que imperaban en aquel momento en el régimen laboral norteamericano.
Fueron encarcelados acusados del asesinato de un cajero y de un vigilante y del robo de más de 15.000 dólares en una fábrica de zapatos el 15 de abril de 1920.
La vista oral se celebró en Dedham entre el 31 de mayo y el 14 de julio de 1921. El Estado basó su acusación en dos pruebas que muchos consideraron insuficientes: Sacco poseía una pistola igual que la utilizada en los asesinatos y los acusados fueron detenidos cuando se hallaban en un garaje tratando de recuperar un automóvil que había sido visto en las proximidades del lugar donde se habían producido los hechos. Los testimonios contradictorios entre los testigos también causaron controversia.
Cuando el jurado pronunció su veredicto de culpabilidad, se inicia la protesta de socialistas, radicales e intelectuales de todo el mundo, que afirmaban que los dos hombres habían sido condenados por el simple hecho de ser emigrantes y anarquistas. Durante los siguientes seis años se presentaron mociones para la aportación de nuevas pruebas y se interpusieron recursos que fueron denegados.
En 1925, Celestine Madeiros, recluso condenado a muerte por otro asesinato, confesó haber pertenecido a la banda que cometió los delitos de South Braintree. Sin embargo, en abril de 1927 se falló la sentencia de pena de muerte para Sacco y Vanzetti. Se produjeron varios aplazamientos de las ejecuciones, pero el 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica. La ejecución de Sacco se llevó a cabo a las 0.19 y siete minutos después una potente corriente eléctrica acabó con la vida de Vanzetti.
Cincuenta años después de aquel 23 de agosto, Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos. Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.